¿Será que dejamos de criticar a los candidatos por sus "pelones" y nos enfocamos en algo más serio?

Según Maduro, los conocidos Esteros de Camaguán quedan en el estado Apure, cuando en realidad quedan en el estado Guárico.
Según Maduro, Cumaná y Margarita son estados, cuando en realidad Cumaná es una población del estado Sucre y Margarita es una isla, de las tres que conforman el estado Nueva Esparta

Según Capriles, Barbacoas, donde nació Simón Díaz, queda en la ciudad de Maracay, al norte de Aragua, cuando en realidad no es parte de Maracay, queda cerca del extremo sur del estado.
Según Capriles las empanadas en Carabobo son distintas porque llevan la carne por dentro y la Sapoara (un pez del Orinoco y el Caroní, y comida muy típica de la región guayanesa) se llama "Saopara".

Todas esas afirmaciones de ambos candidatos han salido a relucir durante sus discursos de campaña, y la población, lamentablemente le ha dado una relevancia mayor de la que deberían tener. Son producto, seguramente, de las innumerables ideas que tendrán cada uno de los candidatos en la mente cuando deben comunicarse con sus seguidores en las marchas y concentraciones. Y es natural, son seres humanos, y cuando se está frente a multitudes el nerviosismo y las emociones abundan.



Mi reflexión

El país necesita que el discernimiento político-electoral sea de mayor altura, no basándose en los pelones, en el nombre del comando, en que si el proyecto se llama "progreso" o "socialismo", o si Maduro se copia de Chávez en sus "espontaneidades", o si Capriles ha copiado el estilo de campaña de Chávez con la pasarela y salir corriendo a hablar al frente... que se pueden hacer discusiones al respecto, es totalmente válido. Que se pueden hacer chistes con que si a uno le pasó el pajarito por la cabeza, o al otro se le paró una paloma detrás, es válido, es parte de la jocosidad del venezolano. Pero no debe ser lo fundamental.

En resumen, la capacidad de dirigir un Gobierno no está en quien comete más o menos pelones en sus discursos, tampoco está en quién se parece más o menos a Chávez. La realidad es que AMBOS se pelan, y AMBOS están copiando el estilo de Chávez, cada uno a su manera.

Pasado ese asunto, procedan ustedes a analizar quién promete qué, y luego de que alguno gane, que se proceda a contabilizar las promesas que van rompiendo y las que van cumpliendo. Total, no nos caigamos a mentiras, los políticos de nuestro país, sin excepción, son expertos en promesas y compromisos automáticos, pero sufren de fuerte amnesia posterior, y es muy común que la gente no le pare hasta que le afecta en carne propia.

Por suerte, en esta última década, la conciencia y participación de la población se ha incrementado, y debe seguir así. Lo importante es que no nos quedemos sólo en la crítica y en el reclamo, sino que pasemos también a la propuesta y a la realización, siempre en búsqueda de una mejor nación.

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