Al sonar las doce campanadas

Hace días que pienso en que otro año viene y otro año se va, pero es hasta hoy que reflexiono sobre una tradición que se repite año tras año: desearnos un "¡Feliz año nuevo!". Es la mayor demostración de nuestro optimismo, nuestra esperanza y nuestros anhelos siempre presentes, o de repetir de manera precisa una costumbre. Pero la verdad es que año tras año nos deseamos un nuevo año dejando atrás otro con grandes logros y hazañas, pero intentamos hacer "borrón y cuenta nueva" de los errores cometidos por no querer arrastrar lo malo para un nuevo período que comienza, sin habernos sentado, tal vez, a pensar un poco al respecto.

Todo esto surgió en mi mente luego de ver una tira de Mafalda, la niña siempre incisiva y crítica nacida de la mano de Quino. Había visto esta tira semanas atrás y dije que la usaría en fin de año, pero hoy al leerla de nuevo me hizo reflexionar.

Si muchas cosas siguen igual ¿por qué cambiamos de año? Porque es imposible detener el tiempo, porque la vida está siempre en avance por más que sintamos que hay momentos donde todo se detiene. Y a veces estamos pensando más en qué es lo que viene el año próximo que lo que dejamos en el que termina.

Yo invito a hacer el ejercicio de pensar en qué dejamos este año más que en lo que vendrá en el siguiente, no por falta de optimismo, no por no tener visión de futuro, sino por tener capacidad de reflexión. A veces, la pérdida de valores viene dada porque enceguecemos por la ambición, porque caemos ante el rencor y la envidia, porque no ver hacia atrás y olvidarnos de nuestro origen y de nuestro tránsito, por no pensar en cómo ayudar(nos) a mejorar por esperar que todo mejore.

El país, así como el mundo, necesitan de personas que definan cuál es su aporte para mejorar el espacio en que vivimos y convivimos. No requieren de más personas egoístas. Están copados de personas oportunistas. Urgen de personas que reflexionen, que piensen en cómo mejorar su entorno y, en especial, que busquen la manera de hacerlo.

Al sonar las doce campanadas no pensemos en qué queremos para el año que viene sino en qué haremos y en qué daremos en este nuevo año.

¡Felices fiestas!

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