Vamos a darnos un tiempo, sin insultarnos y esperando lo mejor para el otro

Hoy, que tengo nuevos rumbos definidos, que me toca una de las separaciones más difíciles y emocionales, mantengo claramente mi convicción de que, pese a lo sensible del momento y a lo difícil de la situación, no debo en ningún momento renegar del país que me vio crecer y que me ofreció tantas oportunidades. Es una situación coyuntural, crítica, cuasi-mortal, hasta crónica, consecuencia de otras razones más estructurales, que igual no justifica que me olvide de todo lo que me aportó.

Conseguí en Linkedin un escrito que suscribo totalmente y que me llevó a escribir estas líneas. Es una analogía entre la situación y una relación sentimental, por los momentos de separación que genera:

"Venezuela eres como la novia que cambia de repente y deja de quererte, al principio tenía esperanza de que las cosas cambiaran, aguante e hice sacrificios en nombre del amor, me mantuve firme por convicción...

Con el tiempo, asumí que volvería a ser como antes, estoy seguro, incluso mejor, pero no tan pronto como pensé y quisiera, no te culpo por perder algunos amigos a manos del hampa, o porque ya me han robado muchas veces, tampoco por no conseguir medicinas, repuestos, comida, etc, etc, etc, por eso, para seguir amándote, te doy tu espacio, te concedo tiempo...

El amor si es verdadero, no se apaga por estar lejos, te dejo novia mía, pero seguro que vuelvo.."
Obra cinética de Carlos Cruz Diez en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, Venezuela
Obra cinética del maestro
Carlos Cruz Diez en el
Aeropuerto Internacional de Maiquetía
Hay quienes, al momento de irse de su país, se vuelven fanáticos de publicar quejas y maldiciones y de agradecer que ya no están allí. En algunos casos hasta llegan a burlarse de quienes decidieron, valientemente, mantenerse ante todo pronóstico. Lo he visto y me parece doloroso.

Una actitud como esa es similar a la de quien, con poco valor personal, decide calificar "puta" a la novia que le deja, o de "mala cama" al que fue su pareja, simplemente por descalificarle al haber terminado en una situación un poco tormentosa por momentos difíciles que no pudieron manejar, para luego comenzar a competir en definir quién amó más a quién y quién dio menos que quién. Es olvidarse de lo que se puedo aprender, de lo que se pudo cosechar pero que ya hoy en día no se encuentra y por lo que hace falta poner en pausa la relación.

El amor, si bien está hecho para compartir, es un sentimiento individual que se alimenta si es recíproco, aunque siempre con medidas individuales y con decisiones personales de dar sin esperar.

En este momento mi relación se volvió un poco tóxica y ha llegado ese momento de "darnos un tiempo". No es "darnos un tiempo" por no querer decir que terminemos. Es "darnos un tiempo" porque necesitamos tiempo para sanar heridas internas y para reencontrar cosas nuestras que cada uno ha perdido. No significa desvincularnos, porque mantengo mi contacto con personas que tienen encaminado su trabajo por mejorar la situación, en espacios donde de pronto yo no me llegué a sentir identificado, pero en los que sé que aportarán valores e ideas necesarias y con las que continuaré gustosamente aportando desde la distancia.

Es así como he llegado al momento de "darnos un tiempo", pero con buenos términos, sin descalificarnos, celebrando los logros del otro y buscando maneras de ocuparnos y apoyarnos en nuestros problemas en la medida en que cada uno pueda aportar.

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