Elecciones Regionales 2008: proyecciones, sorpresas y mensajes

Para muchos, incluso para mí (debo confesarlo), hubo sorpresas en algunos de los resultados de las Elecciones Regionales del pasado 23 de noviembre. Fecha que se llevó a cabo con total civismo y democracia y, hay que resaltar, que ha constituido un nuevo máximo histórico de participación ciudadana en este tipo de elecciones, muestra del crecimiento de la conciencia de
corresponsabilidad política del venezolano.

A los partidos y partidistas les dejo la interpretación de si es o no un duro golpe para el partido de gobierno (que ciertamente el resultado en ciertos estados y alcaldías le afecta fuertemente) y si es una rotunda victoria para la oposición o es simplemente producto de una coyuntura y un conjunto de situaciones y factores que desembocaron en estos resultados.

El verdadero mensaje que se puede y debe interpretar en estos números es que el pueblo, una vez más, se hizo sentir, alzó la voz y dijo con contundencia: NO a aquellos que no son sinceros con el pueblo, NO a aquellos que se apartan del pueblo y se encierran entre cuatro paredes, NO a la corrupción, NO al político de cámaras y medios.

El pueblo quiere sentirse escuchado y atendido, sentirse copartícipe del desarrollo de su país y de sus comunidades, quiere que se atiendan sus quejas, reclamos y exigencias, pero también que se tomen en cuenta sus sugerencias y sus aportes. Pero demuestra que no es suficiente sólo el trabajo político en la población, la gente quiere ver también progreso, mejoras en su calidad de vida, en sus áreas de diario caminar.

La razón por la que el Gobierno pierde cargos tan importantes como la Gobernación de Miranda y la Alcaldía Metropolitana de Caracas, entre otras, es un castigo. No a los candidatos que aspiraban a nuevo cargo, sino a los partidos en sí por la gestión desempeñada por sus integrantes en los últimos cuatro años.

La manera en que el Gobierno desmanteló la Alcaldía Metropolitana al quitarle la Policía Metropolitana, al buscar tomar los hospitales metropolitanos, dejó gravemente herida la posibilidad de continuar la gestión por cuatro años más.

Si bien, la distribución de estados entre los factores políticos no varía mucho en proporción, hay varios mensajes muy claros: El pueblo quiere funcionarios que trabajen. El pueblo quiere progreso. El pueblo quiere seguridad, salud, mejores políticas, reivindicaciones y beneficios.

Pero también queda un mensaje que debe tomarse muy en cuenta, el pueblo tampoco quiere volver al pasado, recibe con agrado la penetración de las misiones sociales, con todos los defectos que estas llevan consigo, en sus comunidades, en los sectores más aislados y olvidados.

Al Oficialismo: lucha contra la corrupción, la desidia, las falsas promesas, por mayor inclusión y profundización de los cambios sociales.
A la Oposición: a cumplir con los proyectos que los llevaron a la victoria, a tomar estas victorias en beneficio del pueblo no de intereses partidistas y a no caer en prácticas políticas que deben quedar en el pasado.

Lo que Venezuela quiere es trabajo, quiere progreso, quiere ver un país pujante, seguro, progresista, con políticas sociales profundas. Y en esto, los jóvenes, tenemos mucho que aportar.

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