A 200 años de Independencia, todavía falta independizarse
A 200 años de celebración de la gesta independentista, quedan aún muchas ataduras de las que debemos liberarnos e independizarnos.
La sociedad venezolana aún no se deslastra de males como la indiferencia, la apatía ante su realidad y la de su entorno. Ciertamente se ha generado un pensamiento más crítico ante el acontecer diario, pero aún no se logra el cambio de la persona preocupada a la persona ocupada. Esta apatía a ser proactivo es lo que ha permitido la desidia y el descuido que encontramos en cada rincón de nuestras ciudades, las injusticias que se cometen día a día, el conformismo ante lo alcanzado.
Debemos independizarnos y apartarnos de la falta de participación política activa de l@s ciudadan@s en las comunidades, en los centros de trabajo, en las universidades, en todos los espacios. Apartarnos del pensamiento egoísta de trabajar sólo en función de un@mism@ y de emprender luchas sólo si se está directamente involucrad@ y se es afectad@ en una situación o coyuntura. Debemos pasar al pensamiento del trabajo en colectivo, del apoyo y colaboración como un conjunto de personas en busca de un mismo fin. Es necesario entender que el apoyo de las causas debe ir más allá de hecho de verse afectad@ y basarse en que si el día de hoy yo apoyo una causa que no es necesariamente mía, cuando yo tenga una causa por la qué luchar también habrá quien me dé apoyo.
Es indispensable que al pensamiento crítico se le añada el elemento ejecutor que debe siempre acompañar a las ideas y las propuestas, que permitirá que éstas se hagan verbo y acción y no se conviertan en letra muerta. Que esa actitud activa sirva para la exigencia de nuestros derechos pero también educación y formación en nuestros deberes.
Para lograr independencia, no sólo debemos liberarnos de las ataduras externas. Hasta que no logremos eliminar los males que históricamente han acompañado a nuestra sociedad y obstaculizado su crecimiento y evolución, no lograremos la verdadera Independencia.
La sociedad venezolana aún no se deslastra de males como la indiferencia, la apatía ante su realidad y la de su entorno. Ciertamente se ha generado un pensamiento más crítico ante el acontecer diario, pero aún no se logra el cambio de la persona preocupada a la persona ocupada. Esta apatía a ser proactivo es lo que ha permitido la desidia y el descuido que encontramos en cada rincón de nuestras ciudades, las injusticias que se cometen día a día, el conformismo ante lo alcanzado.
Debemos independizarnos y apartarnos de la falta de participación política activa de l@s ciudadan@s en las comunidades, en los centros de trabajo, en las universidades, en todos los espacios. Apartarnos del pensamiento egoísta de trabajar sólo en función de un@mism@ y de emprender luchas sólo si se está directamente involucrad@ y se es afectad@ en una situación o coyuntura. Debemos pasar al pensamiento del trabajo en colectivo, del apoyo y colaboración como un conjunto de personas en busca de un mismo fin. Es necesario entender que el apoyo de las causas debe ir más allá de hecho de verse afectad@ y basarse en que si el día de hoy yo apoyo una causa que no es necesariamente mía, cuando yo tenga una causa por la qué luchar también habrá quien me dé apoyo.
Es indispensable que al pensamiento crítico se le añada el elemento ejecutor que debe siempre acompañar a las ideas y las propuestas, que permitirá que éstas se hagan verbo y acción y no se conviertan en letra muerta. Que esa actitud activa sirva para la exigencia de nuestros derechos pero también educación y formación en nuestros deberes.
Para lograr independencia, no sólo debemos liberarnos de las ataduras externas. Hasta que no logremos eliminar los males que históricamente han acompañado a nuestra sociedad y obstaculizado su crecimiento y evolución, no lograremos la verdadera Independencia.
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