El voto en la UCV, entre el debate y la violencia

El voto es el mecanismo mediante el cual solemos expresar nuestras preferencias políticas en un proceso de elección. Durante décadas, ha sido el mecanismo idóneo para escoger representantes, dirigentes y gobernantes, en nuestro país y casi todo el mundo. Sin embargo, muchas veces el voto, en lugar de ir vinculado al resultado de un debate, termina vinculado a la causa de un intercambio que más que ideas contiene golpes y agresiones.



Lamentablemente la UCV tiene años siendo escenario de debates físicos, donde los argumentos son golpes y agresiones, a la par del debate ideológico, basado en el intercambio de ideas y argumentos, y que, en honor a la verdad, hay que resaltar que aún existe, y que siga existiendo. Los eventos violentos, no siempre suelen ser situaciones por encuentros entre posiciones antagónicas, en buena parte de esas ocasiones, las posiciones suelen ser muy similares pero la rivalidad entre cada grupo es lo que termina generando el pase de la idea a la punta de la mano cerrada que genera un golpe. Y es que las elecciones son un evento político donde confluyen distintos intereses que trascienden la concepción de una idea, los intereses personales, grupales, de partidos políticos, de supremacía, entre muchos otros posibles. Es aquí donde conseguimos que ya el debate queda en un segundo plano, es aquí donde la violencia consigue espacios. Durante mi paso por la política universitaria estudiantil he visto confrontaciones físicas entre grupos con ideas distintas y entre grupos que en algún momento trabajaron juntos.

Con esto no justifico en ningún momento la violencia, ni los hechos de los que es víctima nuestra querida Universidad Central de Venezuela, que más que violencia es terrorismo. Condeno que algunos grupos atenten contra la casa que los alberga durante su paso por la carrera en la que optan por estudiar, de manera gratuita, y con garantía de calidad. Y aunque mucha gente critique que le de importancia al aprovechamiento de esas situaciones de violencia por algunas personas, en lugar de a la situación de violencia en sí, me parece que si bien la violencia es moralmente condenable, aún más reprobable moralmente debe ser la persona que en vista de esa situación busque sacar provecho para sí o para su grupo o tendencia, en lugar de simplemente condenarla.

En fin, no queda más que unirse al grito de PAZ en nuestra UCV para que nuestra casa vuelva a vencer las sombras en las que ha venido siendo introducida por la desidia, por la violencia, por la intolerancia, por la falta de autoridad, y por la falta de sentido de pertenencia de su propia comunidad.

Trabajemos por una UCV y una Venezuela de tolerancia, de paz y de ideas, dejando a un lado la violencia, la corrupción y el ventajismo.

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